domingo, 31 de mayo de 2015

Te he conocido y quiero volver a encontrarte.

Será el miedo a perder o, el miedo a perderme. Será el miedo a perderte y vagar, vacía, por lo que parece ser un mundo sin rumbo, sin ese aire que me guíe hasta el nuevo mañana que tanto necesito y, a la vez, tanto ansio alcanzar. Tras tropezar una y dos veces con el mismo escalón, sigo sentada en el suelo, esperando continuar una partida que lleva mucho sin reanudarse.
Vir, dónde estás. No logro entender por qué, por qué me ha encantado conocerte. Por qué me has hecho sentir tan viva después de tanta soledad. Ha sido un placer conocerte, Vir.
Por un instante me he encontrado sí, he llegado a conocer lo que quiero y lo que necesito, lo que soy y lo que pienso, lo que siento. Me he sumergido en mis adentros y, chicos, ha sido precioso. Solo tú, solo tú puedes llegar a reconstruirte y a volver a romperte. Solo tú tienes derecho a disfrutar de ti, a saber a escucharte. A saber elegir, a querer lo mejor, a equivocarte y a aprender a aceptarte. Solo tú puedes juzgar tus acciones, debes asumir tus fallos, las consecuencias de tus actos. Que seas solo tú quien imponga tus propios limites y tengas el valor de superarlos.
Vir, te he conocido y quiero volver a encontrarte.

jueves, 28 de mayo de 2015

Has vuelto a interrumpir mi calma.

Hoy, después del tiempo que ha pasado, he decidido que era hora de cambiar. Después de dejarme caer sobre la cama, he observado todos y cada uno de los momentos que han quedado congelados en fotografías, en nuestras fotografías. He encontrado una caja vieja y he metido dentro todas tus cosas, mi corazón y por supuesto, no he olvidado guardar los sentimientos.
Tras cerrar la caja me he quedado mirándola, no se si con nostalgia o con compasión. Ha pasado el tiempo, el dolor, el amor. Ha pasado la tristeza. En este instante, me siento vacía, como si guardando tus recuerdos hubiera podido dejar un hueco para más amor. Puedo decir que esto ha sido una mudanza, que te traslado a otro cajón, a otra parte de mi ser donde no dejas de ser mío, pero no eres parte de mi. Te dejo ahí donde yacen los recuerdos, donde se cae tras el olvido, en lo más hondo del corazón. Donde no llegan a traspasar los sentimientos.
Has quedado sepultado bajo escombros, trozos de lo que antes era nuestro guión, bajo las tardes besándonos al son de los latidos del corazón. Has quedado enterrado entre todo el dolor, a oscuras por haber apagado la llama del amor.
Se te ha caído encima todo el peso de tu falta de razón y ahora te ahogas en lo que, en su momento, a mi me dolió.

lunes, 25 de mayo de 2015

Porque siempre hay un roto para un descosido.

Sabes, no siempre estaremos bien. En miles de ocasiones nos romperán en pedazos, que nosotros mismos debemos recomponer solos. Nos van a dar alas y cuando estemos en lo más alto del cielo, nos las cortarán. Caeremos y dolerá tanto, que durante algún tiempo quedaremos destrozados, indefensos en el suelo. El mundo nos comerá y sentiremos que no hay sitio para un corazón tan malherido. Pero siempre hay un roto para un descosido. Las heridas cicatrizan y nosotros aprenderemos a olvidar. Volveremos a sentir ilusión por sentirnos queridos. Todos merecemos encontrar a una persona a medida, que nos cuide y aunque sintamos miedo por volver a rompernos, estamos hechos de pedacitos de aquí y allá. Estamos hechos para dar amor, para quedarnos sin él. Pero el amor es eso, darle a alguien la opción de rompernos y aún así, confiar en que no lo hará.

domingo, 24 de mayo de 2015

"Pero nosotros somos dos remendados."

Esto es una oportunidad de la vida, esto va a ser la última historia de amor a la antigua.
Aquí no hay prisa, hay besos bajo la luna y abrazos en mitad de miradas penetrantes. Hay escalofríos de pasión, hay relojes de arena. Tenemos una canción, nuestra canción, como aquellas que se escuchaban en bares de carretera, bailando lento, a vinilo. Aquí hay besos tímidamente robados, ojos que encierran dulzura y labios que saben a dolor. Miradas que esconden palabras y silencios que bastan para interpretarlas. Quizá dentro de un tiempo nos veamos en un andén, mientras yo sacudo mi pañuelo blanco y me susurras que volverás a buscarme y que me esperarás. Aquí existen las noches de magia donde los mejores trucos se hacen por toda tu espalda y hay besos en la frente, como símbolo de protección. Tengo primer plano de tus labios y las mejores vistas desde tu corazón. Los apretones de mano, las despedidas en la puerta de casa, las ganas de quedarnos un poco más. La forma de contemplar tus curvas, la sonrisa sin duda, la que más. La falta de cariño que no buscamos bajo sábanas sino bajo sentimientos de comprensión. Siempre hay un roto para un descosido, pero es que nosotros somos dos remendados. Esta va a ser la última historia de amor a la antigua, porque dos personas como nosotros no se van a volver a encontrar.

miércoles, 20 de mayo de 2015

No todo el mundo tiene el valor de leer las miradas.

No puedo callarmelo, esto es un secreto a voces. Como el suicida que maldice su vida gritando a los cuatro vientos, exigiendo su muerte, en lo alto del puente de Nueva York.
Quiero gritarte que tienes la mirada más bonita de todo el país. Porque no es el color de los ojos lo que hace bonita una mirada, sino la profundidad del alma que reflejas en ellos. Quiero quedarme a vivir en tus ojos, son como un abismo desconocido. Incitan al pecado, una oportunidad para quedarnos a visitar la infinidad de lo desconocido. Son la llave que abre las puertas del infierno, son las lagunas de tu inframundo. Un misterio indescifrable, una curiosidad pícara, un paraje inexplorado aún. Una vía de escape a cualquier planeta que no exista. Un camino que guía hasta lo prohibido, lo profundo de la locura. Son la razón de mi pérdida de conciencia, de mi pérdida de coherencia. La inercia que empuja a contemplar, durante horas, todas las palabras que no dejas pronunciar. Son tus ojos, la forma que tienes de intentar decirme lo que eres. No todo el mundo tiene el valor de leer las miradas ni, mucho menos, el valor de perderse en ellas.


lunes, 18 de mayo de 2015

Día 133 sin ti

Día 133 sin ti:
Aunque no mereces esta carta ni todas las palabras derramadas en ella, es tuya como tuya, en sueños, sigo siendo. Si no la lees, yo lo haré por ti.
"Poco a poco irás cerrando heridas, de esas que han dolido más que mil balas a ciegas. Dejarás de llorar cuál niño cuando deja soltar un globo. Encontrarás seguridad de nuevo, de esa que solo se encuentra en el regazo de mamá. Volverás a tener ilusión por la cosas, ese brillo en la cara el día de Reyes. Y aprenderás a querer de nuevo, como se aprende a multiplicar, a base de errores, a base de memoria. Notarás como se desvanece el miedo a perder, porque aún perdiendo muchas veces uno sale ganando. Remontarás la buena racha, te recompensarán por lo bien que lo hiciste, porque aunque pienses que no fue suficiente, todo el mundo recoge lo que siembra. Y aunque yo no vaya a volver y, ambos lo sabemos, lo nuestro no es un adiós. Es solo un hasta luego, un punto y coma, la siguiente estrofa después del estribillo. Esto es la calma después de la lluvia.
Esta soy yo, dejándote marchar, dándote la opción de ser más libre."

miércoles, 13 de mayo de 2015

Quiero quedarme a vivir en tus clavículas.

Ni te imaginas lo profundo que puede llegar a clavarse una persona en ti, en tu vida, en tu mente, en tu corazón. De esas que no te bajan la luna, sino que te llevan directamente al cielo. Oportunidades que son únicas, irrepetibles y sabes que todo esto, debe ser algo más que un golpe de suerte.
Esto es un frasco pequeño que contiene mil sensaciones, apretaditas, intensas.
Son de esos trenes descarrilados, con vagones vacíos pero asientos fantásticos, con vistas inolvidables y con ganas de viajar. Los típicos trenes de ultima hora, de los que ya no quedan, de los que no vuelven a pasar jamás.
Todo esto se asemeja a las tardes lluviosas de domingo, con resaca de tus besos, con sueño de tu risa, con ganas de ti. Acurrucados durante todo el día, viendo pasar las horas, sin importar el cómo ni dónde, pero contigo. Con arrebatos de sinceridad donde te susurro que, quiero quedarme a vivir en tus clavículas, en tus hombros o en tus nudillos, quizás. En todo aquello que es punzante, en cualquier sitio donde pueda quedarme para siempre, clavada.

lunes, 11 de mayo de 2015

Con corazón. Conmigo.

Todos deseamos, y creemos merecer, un amor de película acompañado de una persona a medida. Lleno de flechazos con cupido de por medio, con rosas en el balcón y poemas prohibidos, dedicados a doncellas mal amadas, llenos de dulzura. Noches de pasión a la luz de la luna, con el fondo de un universo desconocido, que juega con nosotros a su antojo y nos regala noches estrelladas. Soñamos con besos infinitos, llenos de perfección, bajo atardeceres que apenas duran segundos. Con cenas románticas y paseos agarrados de la mano, como si pudiéramos impedir que el amor se nos escapara.
Tal vez, el verdadero amor se esconda en las llamadas nocturnas con avisos de: "he llegado a casa". Puede que lo encontremos en los besos en la mejilla, en miradas acompañadas de silencios intensos. Quizá bajo la almohada, después de noches enteras dejándome dormir en tu pecho. Puede también que, en los escalofríos tontos al acariciar tu espalda, bajo la manta que nos arropa en el sofá. Bajo el techado de casa o en cada apretón de manos. Puede que sea descubierto en cualquier aeropuerto, en cualquier isla desierta, en alguna nota de voz. En los detalles diarios, en los días grises, en la forma de hablar. En el café ardiendo, en los mensajes de buenos días, en los sueños entregados a ti. O tal vez, en el sencillo gesto de abrazarte, de sentir tu calor, dejarme sentir tus latidos, notar tus brazos rodeando mi espalda y apretar muy muy fuerte, como si con eso consiguiera que me volvieras a recomponer.
Componer como se compone una canción, compás a compás, nota por nota. Despacito, con paciencia, con cuidado y con perfección, con corazón. Conmigo.

Fotografías: Laura Rojas.
Instagram: chachi_marciana
Viaje a Italia.
 

sábado, 2 de mayo de 2015

Te libero de mi.

Te libero de mi loco afán de protegerte y defenderte ante todos, de mis excesivos mimos dulces que te asfixiaban. Te libero de mi tonto interés de saber cada día mas de ti; de los saludos de buenos días, de los abrazos vespertinos y de los besos de buenas noches, de mis oraciones bendiciéndote y de mis sueños abrazada y aferrada a ti. Te libero, de mi absurda manía de tocarte, de decirte te amo en cada instante, tanto, que desgaste la frase. Te dejo libre de mi costumbre de preguntar: "¿cómo estas?, ¿qué te hace falta?, ¿qué necesitas?".
Libre de mis inseguridades que me hacían complacerte, libre de mis miedos y de mis pequeñas dudas que te hacían rabiar. Estás libre, por fin, de mis bromas tontas, de mi risa escandalosamente sonora a todas horas; libre de mi mirada que absorta te contemplaba. Te libero de mis silencios, esos, cuando tus pupilas se clavaban en mi 
y me dejabas sin palabras. Libre de mis lágrimas infantiles cuando tu indiferencia me hería y, de mis palabras "rebuscadas" para hablar de nuestros fallos. Te dejo libre de mi, de mis ratos de mal humor, de mi simpleza, de mis días grises de melancolía. Libre al fin, de mi gran amor por ti. Te libero porque al liberarte a ti, me libero también yo de la dolorosa necesidad de necesitarte, de esta locura de ignorar a la razón, de este inmenso cariño que me tenía voluntariamente presa a ti, con mis alas amarradas a tus pies. 


Autora: Vicky Arizpe B. (Sayuri)
Fotografías: Laura Rojas.
Instagram: chachi_marciana