domingo, 28 de agosto de 2016

Crónica de un amor de extrarradio.

Si la miras de perfil, justo antes de que el único rayo de sol que le empieza a dar vida a esta habitación la haga remolonear entre las sábanas, te darás cuenta de que es realmente preciosa. Es tan blanca, tan frágil, tan tierna cuando duerme...

Tiene los labios secos, en un tono rosado, dulce y natural. Las ojeras están amoratadas y tiene el pelo desordenado. La fiebre le ha pintado las mejillas, como hace ella cada sábado frente al espejo, la hace parecer más niña, más inocente, y me encanta.

Su mano izquierda queda vagamente apoyada en la almohada, justo delante de su nariz. Mientras que, la punta del dedo índice de su mano derecha, roza mi pecho. 

No puedo dejar de mirarla. Me inclino hacia delante, le beso la frente y empieza a desperezarse. Adoro el tono de voz que tiene cuando aún está medio dormida. 

La habitación está empezando a llenarse de luz, en un ambiente cálido y anaranjado. Ella abre los ojos, ¡y qué ojos! Son color café con leche, bordeados de un relajante verde claro. Se que cuando llora, o cuando le da luz directamente, el iris se vuelve completamente verde y son increíbles.
Me besa, se acurruca en mi y yo la abrazo. Por un momento se para el tiempo, cierro los ojos y sonrío. Ambos nos quedamos callados, disfrutando de  nosotros, del silencio, del amor.

Pienso en que quiero acostumbrarme a vivir en este estudio con ella, quiero acomodarme a verla por las mañanas soñando a mi lado, hacerme a la idea de que este es nuestro hogar. Pero, aunque este último mes está siendo duro para ella, para mi, para los dos, es toda una suerte empezar el día así, está siendo el mejor domingo del mes y pienso aprovecharlo.






lunes, 8 de agosto de 2016

Año gymkana

Al fin acaba este año tan nefasto, al fin termina este 2016 que esperaba y deseaba que fuera un año estupendo, pero no. Acaba un año lleno de nervios, de sorpresas y malas noticias. Un año lleno de miedo, de desesperación y de incertidumbre, aterrados por esperar el siguiente escalón, otro más que sabíamos que sería peor que el anterior.
Termina un año que podría definirse como 'año gymkana', lleno de pruebas por superar. Termina por fin esta pesadilla, que no ha traído más que problemas, desilusiones y tristeza.
Un año que me ha hecho temblar las rodillas y romper la voz en más de una ocasión, un año repleto de mares y mares de lágrimas.
Se pone por fin un punto y final a la última palabra del libro titulado 2016, un libro que cierro con fuerza y que espero no volver a abrir.
Cierto es que, no todo ha sido malo, 2016 me ha traído a muchas personas nuevas y se ha llevado a mucha gente que no necesito en mi vida. Por suerte, también ha dejado a muchas otras personas que me han demostrado que quieren quedarse muy cerca siempre.
Y si algo he aprendido este año, con mucha rudeza, es que siempre es demasiado pronto para rendirse.

Hasta siempre 2016. Bienvenido 2017, espero que me traigas muchos buenos momentos que 2016 me ha robado.