Él es como uno de esos trenes que sólo pasan una vez en la vida, pero más que tren él es vapor, el motor que le da impulso a todas estas revoluciones.
Él es una oportunidad única entre miles de casualidades que a lo largo del día pasan por tu lado, y te hacen sonreír.
Él se asemeja a la primera gota de lluvia que te hace levantar la vista para contemplar la tristeza del cielo. Es como el frío que sonrosa tus mejillas y amorata tus labios, pero que te hace estar sumamente guapa.
Él es como esa chispa que enciende la Navidad y las calles nevadas, como las miles de luces que reflejan la ilusión en los rostros inocentes de miles de niños, esperando ansiosos que por una vez alguien les conceda un deseo.
Él es como esos abrazos que recomponen y a la vez, unen cada uno de nuestros pedazos rotos.
Él es como esos nervios que se acumulan en forma de nudo a mitad de la garganta.
Él es sentido, cordura, felicidad.
Él es una oportunidad única entre miles de casualidades que a lo largo del día pasan por tu lado, y te hacen sonreír.
Él se asemeja a la primera gota de lluvia que te hace levantar la vista para contemplar la tristeza del cielo. Es como el frío que sonrosa tus mejillas y amorata tus labios, pero que te hace estar sumamente guapa.
Él es como esa chispa que enciende la Navidad y las calles nevadas, como las miles de luces que reflejan la ilusión en los rostros inocentes de miles de niños, esperando ansiosos que por una vez alguien les conceda un deseo.
Él es como esos abrazos que recomponen y a la vez, unen cada uno de nuestros pedazos rotos.
Él es como esos nervios que se acumulan en forma de nudo a mitad de la garganta.
Él es sentido, cordura, felicidad.
Él es todas las ganas del mundo, todas mis ganas del mundo.
