domingo, 2 de julio de 2017

Ojalá me quieras siempre libre.

Ojalá me quieras siempre libre, enamorado de mis alas y de mi sabor a libertad. Soñando que volaremos siempre juntos, pero nunca atados.
Porque el amor muere cuando se encarcela. Se siente como un pájaro que pía a la tristeza cuando se halla al otro lado de las rejas. Anclado para siempre a esa jaula, sin elección a marchar y retomar el vuelo para batir sus alas en un nuevo mundo que, lo invita a no frenar.
El amor se marchita cuando se incita a permanecer en la oscuridad, en la esclavitud, en la prohibición y en la obligación de caer en el olvido de quiénes eramos antes de conocernos.
Porque cuando el amor aprieta, ahoga y, uno nunca puede amar a la muerte.

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