Y al final siempre acabo enamorándome de un artista, los bohemios de la vida. Ellos si que saben bien del arte que es amar.
La pasión de la noche, la nostalgia de la lluvia, el olor a despedida. Ellos aprecian los surcos de tus labios y se funden con el calor de tu mirada. Te abrazan con la música y te besan con compás. Manos de artista, llenas de vida y creatividad, capaces de reconstruir un corazón roto y revivir a un solitario. Besos llenos de dulzura, llenos de perfección.
Párate a contemplar la profundidad de sus ojos, que dejan perpleja tu mirada y te acercan a un precipicio, para ser siempre presa de su amor, esclava de su encanto y encadenada a sus palabras.
Y dime amor, en esta noche tan triste, cómo me olvido yo de un artista cuando me ha prometido llegar a convertirme en su mejor obra de arte, de esas que llevan tallada la luna en la espalda. De las únicas que aún de sellan con besos fríos de mármol. Enséñame cómo dejar marchar a un loco artista que moldea mi sonrisa con sus mejores pinceles, a los que ha decidido llamar cosquillas.
Y cómo olvidar su melodía favorita que dice que es mi risa, la que dejo salir a raudales y que le devuelve los latir del corazón.
Instagram: @Hdeheroina21
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