Somos esclavos del tiempo, estamos presos a unas agujas que corretean a su antojo. Vivimos ligados a un 'tic tac' continuo, eterno. Ahogados por la arena que desencadena cada momento. Granitos de segundos, de milésimas que acaban en montañas de horas. Playas llenas de vidas, de meses, de recuerdos, de desamores y de relojes usados, desgastados también.
Castigados a perder el tiempo, a perder oro. Asustados cuando vamos a contrarreloj. Vivimos limitados por un conjunto de engranajes que ordenan nuestra vida, planifican nuestros momentos. O sólo justificamos nuestros esquemas mediante el tiempo. Desamparados cuando agonizamos y, aclamamos poder robar algunos segundos más para alargar nuestra vida antes de dejar escapar el último aliento.
Tiempo camuflado en hojas de calendario, en listas de 'cosas por hacer'. Disfrazado de atardeceres preciosos o amaneceres radiantes. Tiempo que cae sobre paraguas a modo de chaparrón o tiempo, que viaja de aquí o allá movido por un vendaval. Tiempo que crece entre hierbajos y niños. Atrapado entre arrugas y manos cansadas, espaldas molidas y bastones de madera. Pero, por qué debemos fiarnos del reloj, si cada vez que lo miramos marca una hora distinta.
Te invito a quedarte, visitarme y leerme. Recuerda que en cada entrada te regalo un poquito de mi. Gracias por pasarte.
sábado, 25 de julio de 2015
Somos esclavos del tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sublime. Simplemente, sublime.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario y por invertir tu tiempo leyendome y haciéndome tan feliz, te animo a seguir echando algunos vistazos a las nuevas y antiguas entradas. Besos😊
Eliminar