domingo, 7 de diciembre de 2014

"Mis días empezaban a vestirse de un tono medio gris oscuro, parecía vivir en un ambiente húmedo que me ahogaba, como en esas escenas de cómics antiguos que me había enseñado mi abuelo hacía poco más de dos semanas. 

Todo era como esos estrechos y oscuros callejones que te agobian, con el típico hombre misterioso que viste con gabardina y esperaba todos los días a hora punta a que algo ocurra, sentado en la parada 103 del bus. 

Mi estado me recordaba a esos molestos bares de copas poco iluminados, lleno de cuarentones en mitad de partidas de cartas y con esa peculiar niebla provocada por cigarros y puros, que uno tras otro, eran consumidos a causa del hastío de aquellos fumadores. 

O también se podría comparar con esa angustia de saber que alguien te persigue cuando estás cerca de la puerta de casa y la calle se encuentra a solas."


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